Vocación, empatía y compromiso en cada paso
Ángel Espinoza, desde sus primeros días en la formación médica, supo que el cuidado de los niños sería su camino. La pediatría lo conquistó por completo: una especialidad que va más allá del conocimiento técnico, exige humanidad, sensibilidad y una profunda conexión con los pacientes y sus familias.
En cada niño ve una historia de fortaleza, en cada sonrisa recuperada una victoria silenciosa. Trabajar en el servicio de pediatría en el Hospital Gineco Obstétrico Pediátrico Nueva Aurora Luz Elena Arismendi es un desafío constante, pero también una fuente inagotable de inspiración. “La serenidad y valentía de los pequeños ante la adversidad me motiva a ser mejor cada día”.
Acompañar a las familias, explicar con empatía y claridad, y ver cómo se involucran activamente en la recuperación de sus hijos es una de las experiencias más gratificantes de su labor.
Algo que valora profundamente, es el ambiente laboral: el compañerismo, la disposición para apoyarse mutuamente y la buena comunicación hacen que incluso los días más duros se vivan con esperanza y fuerza.
«La infancia me enseña que lo simple es poderoso, y eso guía mi forma de cuidar».
